Nunca suelo dar contestación a las cosas que se me comentan, se me dan escritas o, simplemente, se dejan donde pueden ser leídas para, a modo de respuesta vedada, tirar piedras y esconder la mano. Así que, en este caso, no voy a hacer excepción alguna. Creo que no era necesario pero, por si algo se me hubiera ido, he releído nuevamente la entrada y he podido constatar lo que ya sabía: que en ningún momento había nombre fecha o referencia personal alguna hacia nadie. Normalmente llevo bastante cuidado con todo esto y, en este caso, el celo ha sido aún mayor, para no herir susceptibilidades.; y aún así lo he hecho. Normalmente suelo pedir disculpas cuando alguien ha visto herida su sensibilidad, pero en esta ocasión no lo voy a hacer.
¿Y qué hay de diferente en esta ocasión?; que si lo hiciera, sería como pedir perdón por mis pensamientos más íntimos y expresarlos. Hay un derecho a la libre expresión recogido en nuestro código legal, ampliamente conocido por todos aunque, como es mi caso, sea de oídas. También existe otro en el código moral que expresa claramente que mi libertad termina donde empieza la del prójimo. Teniendo en cuenta que no he atentado contra ninguno de los dos, considero que no es necesario pedir disculpas de ningún tipo. Y es que en "El librico de las cruçes" he expresado únicamente una disposición moral propia, una actitud hacia algunas cosas que me afectan en mi vida cotidiana que nació de una experiencia propia, sin hacer hincapié en nadie en particular ni dar pista alguna para el reconocimiento por parte de terceros de ningún aludido; y es que no hay nadie que pueda darse por tal.
Lo que sí que siento es que haya habido alguien que pueda verse reflejado en algo de lo que digo. Y lo siento por esos que se han visto como en un espejo, porque eso significa que algo en su comportamiento para conmigo no ha sido el adecuado. En este caso, como ocurre en otros muchos, la falta no está en el espejo, si no en la imagen y la conciencia del que se mira en él: si no la haces, no la temes. Y eso no es un modo alguno responsabilidad mía; ¡Solo me faltaba ya tener que responsabilizarme de hecho de terceros! . Bastante tengo ya con errores propios, que son y seguro serán muchos. La finalidad de esta entrada era la de expresar una actitud vital; lo que no esperaba es que, además, despertase conciencias.
DUENDE SATÍRICO
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