Quizás lo que hace más difícil escribir es el tener que sacar lo que llevas dentro, en el exacto lugar donde nace el ansia, la esencia, la conciencia y la consciencia de ser humano. No resulta sencillo desnudar el alma sobre todo cuando duele; cuando se hace necesario el soliloquio íntimo con tu reflejo en el espejo, a la hora en que las sombras comienzan su metamorfosis hacia la luz. Seres de agua y viento conviven en ese lugar con bestias de fuego a las que hay que ir sofocando, mientras es tu esencia misma la que se va desgastando en la sempiterna batalla entre el bien y el mal, que se produce cada día en los corazones de los hombres buenos. Y es entonces cuando el dolor es tan profundo que no sale contar el porqué del silencio.
Y es que a veces soy nadie, y a veces el viento.
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