El más grande poeta del grupo de los 50 y uno de mis autores capitales. Ahí va, para una tarde cenicienta y remolona, mi poema favorito de José Ángel Valente. Mientras exista en el mundo un corazón puro, tu poesía seguirá viva.
Cerqué, cercaste,
cercamos tu cuerpo, el mío, el tuyo,
como si fueran sólo un solo
cuerpo.
Lo cercamos en la noche.
Alzose al alba la voz
del hombre que rezaba.
Tierra ajena y más
nuestra, allende, en lo lejano.
Oí la voz.
Bajé
sobre tu cuerpo.
Se abrió, almendra.
bajé a lo alto
de ti, subí
a lo hondo.
Oí la voz en el nacer
del sol, en el acercamiento
y en la inseparación, en el eje
del
día y de la noche,
de ti y de mí.
Quedé, fui tú.
Y tú quedaste
como eres tú, para siempre
encendida.
JOSÉ ÁNGEL VALENTE
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