La frase del día

El hombre puede vivir unos cuarenta días sin comida, unos tres días sin agua, unos ocho minutos sin aire, pero sólo un segundo sin esperanza.” — CHARLES DARWIN

domingo, 31 de mayo de 2015

SOBRE EL LIBRICO DE LAS CRUÇES

Nunca suelo dar contestación a las cosas que se me comentan, se me dan escritas o, simplemente, se dejan donde pueden ser leídas para, a modo de respuesta vedada, tirar piedras y esconder la mano. Así que, en este caso, no voy a hacer excepción alguna. Creo que no era necesario pero, por si algo se me hubiera ido, he releído nuevamente la entrada y he podido constatar lo que ya sabía: que en ningún momento había nombre fecha o referencia personal alguna hacia nadie. Normalmente llevo bastante cuidado con todo esto y, en este caso, el celo ha sido aún mayor, para no herir susceptibilidades.; y aún así lo he hecho. Normalmente suelo pedir disculpas cuando alguien ha visto herida su sensibilidad, pero en esta ocasión no lo voy a hacer.
¿Y qué hay de diferente en esta ocasión?; que si lo hiciera, sería como pedir perdón por mis pensamientos más íntimos y expresarlos. Hay un derecho a la libre expresión recogido en nuestro código legal, ampliamente conocido por todos aunque, como es mi caso, sea de oídas. También existe otro en el código moral que expresa claramente que mi libertad termina donde empieza la del prójimo. Teniendo en cuenta que no he atentado contra ninguno de los dos, considero que no es necesario pedir disculpas de ningún tipo. Y es que en "El librico de las cruçes" he expresado únicamente una disposición moral propia, una actitud hacia algunas cosas que me afectan en mi vida cotidiana que nació de una experiencia propia, sin hacer hincapié en nadie en particular ni dar pista alguna para el reconocimiento por parte de terceros de ningún aludido; y es que no hay nadie que pueda darse por tal.
Lo que sí que siento es que haya habido alguien que pueda verse reflejado en algo de lo que digo. Y lo siento por esos que se han visto como en un espejo, porque eso significa que algo en su comportamiento para conmigo no ha sido el adecuado. En este caso, como ocurre en otros muchos, la falta no está en el espejo, si no en la imagen y la conciencia del que se mira en él: si no la haces, no la temes. Y eso no es un modo alguno responsabilidad mía;  ¡Solo me faltaba ya tener que responsabilizarme de hecho de terceros! . Bastante tengo ya con errores propios, que son y seguro serán muchos. La finalidad de esta entrada era la de expresar una actitud vital; lo que no esperaba es que, además,  despertase conciencias.
DUENDE SATÍRICO


sábado, 30 de mayo de 2015

MY WAY


viernes, 29 de mayo de 2015

EL LIBRICO DE LAS CRUÇES

Pese a los años que ya pasan desde su fallecimiento, aún a fecha de hoy sigo recordando a Vicente "El Maca", y es que si un adjetivo se ganó a lo largo de su vida, ese es el de inolvidable. Los que tuvimos la suerte de conocerlo vimos como nuestra vida fue regada por un sinfín de analectas y frases que muchas de las veces tenía en la boca para premiar o castigar según su criterio le dictase, pero que en todo caso siempre resultaban aleccionadoras. Y es que, ante todo, era Vicente un hombre de carácter, con una moral recta que aplicaba a todas y cada una de las cosas y relaciones personales que le tocaban de cerca por lo cual, cada acción que cometía se convertía en una valiosa lección que aprender.  De todas ellas, la que más se me ha quedado grabada en la memoria es la del "librico de las cruçes" (hay que tener en cuenta que, por esta zona, se habla con la s, con lo que cruces sonaría "cruses", de ahí que use la cedilla para escribirla).
Cuenta la leyenda (siempre quise escribir esta frase) que hubo por aquel tiempo alguna disputa familiar de esas que se suelen montar por una tontería y que, por desgracia, en más ocasiones de las que quisiéramos tienen consecuencias desproporcionadas. Sea como fuere, se produjo una pequeña escisión que llevo a la negación de saludo de unos con otros. Y llegó el momento en el que Vicente se encontró con varios de estos familiares y, sin tener nada que ver en la cuestión, vió como aquellos le negaban el saludo, cosa que le molestó bastante. Recuerdo que contaba la desagradable situación con bastante cabreo y que, tras una pausa breve, replicó: "Pues estoy pensando que me parece muy bien. Fulano y mengano se han comprado un librico de las cruçes; pero lo que ellos no saben es que yo me he ido a la misma tienda y me he comprado el mismico mismico. ¡Lo contentico que he salido yo con mi librico de las cruçes! Y me he puesto a escribir nombres y ¡me he quedado solo! Una vez me han vuelto la cara, pero dos no me lo hacen". Obviamente, pese a la gravedad de los hechos, los presentes tuvimos que sofocar las risas, más por la forma de expresarlo que por otra cosa. Pasado el tiempo, me he dado cuenta de que aquella fue una lección magistral de como se puede encajar un golpe doloroso y trasladarlo, con ingenio y socarronería, a un terreno en apariencia menos trascendental; pero solo en apariencia.
Y es desde entonces que tengo conomcimiento de la existencia del librico de las cruçes y que, por desgracia, he tenido que abrir para comenzar a incribir en él a gente que han pasado por mi vida y han sacado su propio ejemplar, sin tener en cuenta que los demás tenemos también el nuestro. Siempre he dicho que mi saludo no es un derecho, si no un privilegio que yo otorgo a quien creo lo merece. Y no es porque considere que es más importante que el de cuaquier otro; más bien es todo lo contrario: expreso que no es menos que el de nadie, sin otra pretensión ni tinte alguno de superioridad, sobre todo teneiendo en cuenta que jamás se lo he negado a nadie hasta que el prójimo ha dado el primer paso. A todos esos que no lo han pensado así, va dedicada la primera página de mi libro.
La segunda va dedicada a aquellos a los que considero me han traicionado o defraudado. Afortunadamente son muy pocos, ya que con una sonrisa me doy por bien pagado. Es lo que tenemos los pobres de espíritu: que lo somos hasta para pedir.
La tercera es la más escasa pero de las más dolorosas. En ellas solo se incluyen a aquellas personas que alguna vez han entendido que algún intento de conciliación ha tenido alguna motivación oculta; es decir, a las personas que son capaces de sospechar que tras un gesto noble escondo mitigar soledad, sacar algún tipo de beneficio material, personal o espiritual, y no por el hecho de que piense que puedan ser mejores o peores, si no porque han sido capaces de llegar a pensar de mí que yo puedo cometer tal ruindad. Afortunadamente solo he tenido que pasar ese mal trago dos veces en mi vida, y espero que sean las dos últimas, porque desde ese preciso instante, por un innato sentido de amor propio y con todo el dolor de mi corazón, sus nombres aparecen en el librico de las cruçes como a buen seguro sé que yo debo aparecer por alguna página de las suyas. Y eso conlleva que jamás voy a volver a cruzar palabra alguna, aunque ocupen un lugar privilegiado dentro de mis sentimientos, y mi idea con respecto a ellos no haya cambiado y continue pensando que son maravillosas personas que han tenido un momento malo en el que han tergiversado intenciones. Pero es que se me hace insoportable el imaginar que alguien pueda pensar eso de mí, como si no me conocieran, pensasen que realmente no me han conocido o tengan la certeza de que he podido cambiar tanto como para ser capaz de eso.
Imagino que cuando hayais llegado a este párrafo, cada uno habreis ido ubicando nombres en las distintas páginas de vuestros personales libricos de las cruçes. Ojalá esta última hoja de vuestro volumen permanezca impoluta, virgen a todos los efectos, aunque es algo difícil, sobre todo teniendo en cuenta que la vida solo da una oportunidad y una ostia cuando te has equivocado. Gracias a Vicente "El Maca" tuve conocimiento de la existencia de tal libro; con que solo uno de vosotros hoy haya tenido conocimiento de lo mismo, le habré pagado aquella clase magistral que aquel día me dio ese gran hombre, ese ejemplo de integridad que siguió impartiendo enseñanzas hasta el fin de sus días.

EVERY BREAKING WAVE

Before we begin


sábado, 23 de mayo de 2015

JORNADA DE REFLEXIÓN

Hoy, jornada de reflexión, de una campaña que ha sido más activa de lo normal. Imagino que la amenaza de ruptura del bipartidismo ha hecho que muchos se pongan las pilas. No llego a recordar el número de elecciones que ya he vivido, lo que sí que me ha parecido inaudito es que, por primera vez, todos y cada uno de los partidos que se han presentado me han ido entregando un programa político. Yo siempre lo había imaginado, en mi ensoñación de vate loco, como algo que se realizaba en una encuadernación de lujo, destinado a la lectura de ojos privilegiados; por el contrario, me he encontrado con unos folletos muy concisos y bastante explicativos, cosa que he agradecido, si soy sincero. Este es el segundo mito que ha caído: la claridad con que expresaban las ideas, conceptos y voluntades a realizar durante los próximos cuatro años. Está claro que algo ha cambiado desde que existen los movimientos ideológico-urbanos que intentan agitar conciencias. Por primera vez en muchos años, he empezado a ver pluralidad en el panorama político español, y eso es del todo positivo. Creo que estas van a ser unas elecciones en las que muchas ideologías y, por ende, muchas diferentes formas de pensar, se van a ver representadas al fin en los estamentos que regirán el devenir de nuestras ciudades durante los próximos años.

lunes, 18 de mayo de 2015

Las viejas sensaciones, cuando vuelven a anidar en tu interior, no dejan de ser meras aves caprichosas que revuelven tu mundo hasta ponerlo completamente del revés. No por conocidas dejan de hacerte menos daño; al contrario, te encuentran más débil, con menos defensas, haciendote sentir que, pese a los intentos vanos que has hecho ante el espejo por sentir que eres alguien, no vales más que la nada que te envuelve, que el abismo a cuyo filo te asomas y no te atreves a saltar. Tomas consciencia de que por mucho que te quieras convencer, no eres más que una mierda difusa y confusa. Un ente perdido en un mundo interior tan rico como inmisericorde.

Nadie espera nada de ti, ¿y qué culpa tienen de ver lo evidente?.
Nadie piensa en ti.

LA PRINCESA DE MIS SUEÑOS

                                                 Duele tanto el saber
                                               que nunca más te volveré
                                                  a tener en mis labios...
                                                  moriré pensando que
                                                    nunca supe retener                                                                                               al ser que más he amado. 




                                              Y ahora te busco, sin razón
                                                 fuí yo  quien dijo que no...

sábado, 16 de mayo de 2015

SIMPLEMENTE GRACIAS

Hoy quiero agradeceros de forma muy especial todas las visitas que estoy recibiendo en este, mi/nuestro/vuestro blog. Esta última entrada ha resultado muy dura, ya que ha sido la primera en la que he sentido como el bloqueo que me ha atenazado en estos últimos meses ha ido desapareciendo, aunque ha dejado una red que aún me impide escribir con soltura. Sé que aún no es lo suficientemente bueno, y espero que por eso me disculpeis: prometo hacer todo lo posible para recuperar un nivel mínimamente aceptable.

SINCERAMENTE, GRACIAS.

DUENDE SATÍRICO

viernes, 15 de mayo de 2015

PACTO HONRADO

Tal y como nos suele suceder con la música, hay giros idiomáticos que nos van acompañando a lo largo de nuestra vida; y es que el lenguaje, como ente vivo que es, va evolucionando al tiempo que nosotros mismos y, por igual, se va enriqueciendo de nuestras experiencias. La mayor parte de estas (y normalmente las más antiguas), son frases heredadas de nuestros mayores. En mi caso, como buen castellano y descendiente de dos ramas familiares de aquella tierra, los refranes pueblan mi universo lingüístico, sin que dejen pasar ocasión para salir como socorridas muletillas que, normalmente por desgracia, siempre resultan acertados. Y lo cierto es que no hay jornada en la que no salga alguno de estos aforismos (porque, sin duda, constituyen auténticos aforismos), con la consiguiente carga de sabiduría popular y de cariñosa añoranza; porque, si algo tienen, es una carga de anamnesis cariñosa para con aquel que grabó esa sentencia a fuego en nuestro carácter. En definitiva, esos dichos son un compendio de tradición, sabiduría y cariño que nuestros mayores han sabido acertadamente transmitirnos. ¿El resto?; enseñanzas adquiridas a lo largo de nustra vida, vivencias, lecturas, conversaciones, etc...
Todo esto viene a mi mente precisamente a cuenta de una analecta que lleva un tiempo rondándome y que tuvo a bien enseñarme García Márquez en uno de sus muchos escritos. Y es que Gabo afirmaba que "El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad"; y lo cierto es que no se equivocaba. No es que esté empezando a alcanzar edad ya provecta, ni mucho menos, pero lo cierto es que ya hace algunos años se produjo un hecho que ha marcado un antes y un después en mi existencia. El hecho en sí no importa aunque, como muchos de los que nos marcan más hondamente, es carácter sentimental. Desde aquella hégira, muchas cosas dentro de mí han cambiado, aunque pese a ello, no me atrevo a afirmar que para mejor. Lo que sí voy viendo a la luz de los tiempos, es que durante todo este periplo me he hallado perdido, y de la peor manera en la que se pueda caer: la del que ni tan siquiera es consciente de estarlo. Y por la aceptación de esta realidad, es por la que últimamente estoy examinando muchos aspectos de mi vida para poder al menos tomar consciencia del lugar en el que se hallan parados mis pies. Y eso es algo que, necesariamente, debo hacer desde la soledad. Desde hace unas semanas he establecido ese pacto honrado con la soledad, para poder lograr una mayor altura de miras y un grado necesario de equidad: ni quiero querer, ni quiero que me quieran. Solo necesito ser yo y  por un momento pararme, dejando de mirar hacia adelante, para volver la vista hacia mi interior. Hace no demasiado tiempo, he intentado acercarme al epicentro de aquel cataclismo que conmocionó mi vida, y lo único que he sacado en claro es que se hace más que necesario un soliloquio para completar mi viaje interior hacia mí mismo, huyendo de cualquier sentimiento, enterrándolo y caminando en absoluta cordialidad hacia ese pacto, con la única compañía de mis viejas amigas: la melancolía y la soledad. Y es que cuando únicamente encuentras palabras dolorosas y desconfianza, casi es mejor desandar un poco, para poder llegar finalmente más lejos.